Siguiendo con el retiro he puesto lo que se dijo en la primera meditación en la mañana. Ahora les escribo lo que se dijo en la tardes del lunes. Espero que lo puedan entender. Es muy profundo. A mí me llamó esto la atención. Hay que afrontar comprender esto. Ahí podemos ver nuestras incoherencias y hasta la paranoya.
II- EL SILENCIO COMO TAREA ESPIRITUAL
1. Los peligros del mucho hablar
La persona curiosa está pendiente de todo.
Esto indica que está vacía de sí misma.
Una persona curiosa no puede quedarse callada.
Una persona curiosa no puede guardar un secreto, no puede profundizar en el misterio y se queda en la superficialidad de las cosas (Lc 2,19).
El juicio a los demás significa que el otro es un tema de interés y así se revela mi ser.
El ansia de notoriedad se erige como el centro de atención.
En el hablar se abandona y se pierde la actitud de alerta de uno mismo (Pr 17,20).
2. El silencio como encuentro con nosotros mismos
El silencio es un camino que la persona recorre por sí mismo.
En el silencio me obligo a a estar conmigo.
Ahí vienen el caos, pensamientos y deseos de uno mismo.
Guardé silencio y mi herida empeoró y solté la lengua.
Guardar silencio es también acto de soberbia.
Ser sabio es saber guardar silencio y saber hablar en el momento oportuno con palabras precisas.
3. Las palabras y el silencio
El silencio no es ausencia de palabras porque muchas veces en el interior hay una verdadera lucha.
El silencio no es una renuncia pasiva a la palabra.
El silencio es una aptitud activa.
El silencio es una lucha contra los impulsos agresivos.
Dice San Benito: "El silencio no está separado de la palabra. Nuestra palabra es una prueba que nos dice la autenticidad del silencio. Las palabras deben emanar de mi silencio, de la escucha del espíritu. El que guarda silencio correctamente, las palabras salen correctamente."
También dice San Ambrosio: "Un espíritu pobre da palabras pobres, un espíritu rico da palabras trascendentes."
4. El silencio como desprendimiento-liberación
El silencio puede verse como un acto de desprendimiento.
Somos lo que pensamos.
Los pensamientos son causas de tensión.
El pensamiento me hace ser de tal o cual forma.
Cuando uno se abandona al Padre Dios los pensamientos se disipan.
5. El silencio como apertura a Dios
El silencio es para abrirnos a Dios, es un descansar en Dios.
Es ahí donde Dios se manifiesta como es.
Conclusión
El silencio no es sólo vertical, también tiene una dimensión horizontal.
a) Cuando estoy a solas, ¿de qué me hablan mis pensamientos?
b) Mis pensamientos revelan quien soy y me indican donde está anclado mi corazón.
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